Gobiernos Locales: el rol de la autoridad local en la construcción de una agenda ambiental y climática

Por Carlos Rodrigo Amanquez

Coordinador de Comunicaciones - Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático
Secretario – Cátedra Libre “Municipios Sustentables” - Universidad Nacional de La Plata

Correcciones y observaciones: Ing. Orlando Costa, Belén Tartaglia Gamarra, Giuliana Sordo.



RESUMEN EJECUTIVO

Los gobiernos locales se vieron en los últimos tiempos involucrados, ya sea por presión social o por voluntad política, en la resolución de problemas ambientales que afectaban o afectarían a la comunidad. En este marco, fueron proyectando políticas públicas, a través de una agenda ambiental local, que permitieron fortalecer la gestión gubernamental para ejecutar acciones concretas y contrarrestar los efectos locales de los conflictos, muchos de ellos de índole global.

Dentro de este accionar el ejecutivo municipal, y en especial el intendente, ocupa un rol fundamental a la hora de impulsar una agenda ambiental local, ya que su decisión es trascendental en la construcción de una política pública eficaz.

Uno de los temas que hoy repercute en los municipios y sus comunidades es el cambio climático. Este tema ha logrado que decenas de municipios gestionen sus políticas estatales desde una mirada integral, impulsando proyectos y acciones concretas para resolver una cuestión mundial y además accionar localmente, incluyendo a diversos actores sociales y a la propia comunidad.


AMBIENTE, CAMBIO CLIMÁTICO Y GOBIERNOS LOCALES

Durante las últimas décadas los problemas ambientales fueron ganando lugar en las preocupaciones de la sociedad, motivando a la vez la atención de las gestiones gubernamentales en las diversas jurisdicciones. En este sentido, una de las primeras acciones fue la incorporación de un área de trabajo ambiental en los gabinetes, con diferentes rangos, perfiles, presupuestos y autonomía, según la incumbencia legal y las capacidades técnico económicas del nivel estatal que se tratara.

A partir de este primer paso, los gobiernos fueron delineando sus agendas de trabajo, siguiendo en primera instancia las decisiones y sugerencias de los organismos internacionales y nacionales.

En el ámbito local, los primeros en incorporar áreas ambientales para la tarea fueron las ciudades, es decir, los territorios municipales más poblados y urbanizados. Este impulso se dio en base a la afectación de la calidad de vida de sus habitantes, observada sobre todo en la salud de las personas, vinculada de manera directa a factores ambientales como la contaminación de suelos, aire y agua, la falta de tratamiento de los residuos, la pobreza y el déficit en el ordenamiento territorial, entre otros.

Las grandes ciudades, a diferencia de los municipios pequeños, medianos y rurales, tuvieron mayor intervención al contar con mayores recursos, tanto técnicos como presupuestarios, para ello.

No obstante hoy día en Argentina ya no son sólo estas ciudades quienes lideran la gestión en problemáticas ambientales, sino que de igual forma hay centenas de municipios y comunas que se encuentran fortaleciendo la propia a través de acciones y políticas innovadoras, inclusivas y técnicamente apropiadas.

En nuestro país el 92% de los habitantes vive en zonas urbanas, hay 2.260 gobiernos municipales, de los cuales en tan solo 70 se concentra el grueso de la población –considerando a los municipios con más de 100.000 habitantes[1]–. Otros 1100 son Comunas, Comisiones de Fomento, Comisiones municipales[2] y Comunas rurales pequeñas con notables asimetrías en desarrollo económico-social, de infraestructura y servicios distribuidas en las provincias del territorio nacional.

Considerando las diversas características, geografías, suelos, ecosistemas, etc. existen en consecuencia diferentes situaciones. Sin embargo los gobiernos locales tienen problemas comunes a resolver, originados en su propia realidad o en el contexto regional, provincial, o incluso global, como el cambio climático.

Producto de nuestras observaciones podemos citar que la gran mayoría de los municipios argentinos hoy cuenta con un área, equipo o un referente ambiental. Este dato no es menor, contemplando que tan solo hace 20 años este tema sólo resonaba en la esfera estatal nacional o en las organizaciones de la sociedad civil.

Destacamos entonces que mucho se ha avanzado en torno al armado de un sistema de gestión local ambiental, pero la situación real y actual de cuestiones aún vigentes nos señala que queda un camino muy largo por recorrer.

Como dijimos, los municipios tienen problemas comunes a resolver, como es la gestión integral de residuos sólidos y el acceso a un agua potable y segura, por ejemplo. En el caso de las urbes y poblados industriales, es habitual la contaminación tanto del agua como del suelo y del aire. En los poblados rurales, el uso irresponsable de fitosanitarios, la tala indiscriminada, entre otros. En otras localidades se destacan problemáticas que afectan a la economía local y regional, como la pérdida de biodiversidad, el deterioro de atractivos naturales o la sobrepesca, así también las afecciones a la salud ocasionadas por varios de los factores citados anteriormente.

Estas temáticas a veces unifican el trabajo de municipios, involucrándose en redes o grupos que buscan dar respuestas y uniendo fuerzas para gestionar mejor los recursos, compartir experiencias y realizar gestiones externas ante diversos organismos.

En la última década comenzó a incorporarse una temática de incidencia global, planteada en sus principios por un grupo destacado de científicos: el cambio climático. Constituye en la actualidad una preocupación fuertemente arraigada en el imaginario social y ha llevado a cuantiosos gobiernos, principalmente de las ciudades, a tomar iniciativas orientadas a reducir el impacto severo que causa en sus territorios.

La incidencia de las ciudades no es casual. Las investigaciones climáticas manifiestan el gran aporte de éstas al problema del cambio climático. Según un informe publicado por ONU-Hábitat, las ciudades sólo ocupan el 2% de la superficie del planeta pero son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero[3], y, vislumbrando esta situación, los efectos de catástrofes asociadas al cambio climático, como tormentas extremas, vientos, inundaciones, sequías, anticipan un gran impacto por la significativa concentración habitacional.

De igual forma y de manera creciente, nuevos desafíos se van sumando al accionar municipal. Así como el cambio climático ha ocupado agenda, en mayor o menor medida se agregan otras demandas y necesidad de respuestas, como el uso eficiente y racional de la energía, las energías renovables, el ordenamiento ambiental del territorio, la movilidad sostenible, la biodiversidad urbana, etc., en la agenda ambiental local.

Más allá del sector público diversos sectores contribuyen a ello. Decenas de conquistas ambientales surgen de organizaciones no gubernamentales, de vecinos preocupados por problemas ambientales concretos, de las escuelas y miembros de la comunidad educativa, de los jóvenes, los empresarios, profesionales y trabajadores. De modo que la participación ciudadana, la articulación entre el sector público, privado y social de cada comunidad, para la planificación y la acción resultan de fundamental importancia.

En esta breve introducción describimos la trayectoria de los gobiernos locales que han ido creciendo en proyectar la política ambiental en los territorios, con aciertos y desafíos por cumplir. También destacamos que lugar tiene hoy el cambio climático en la agenda ambiental local y por qué se ha incorporado a la misma. Y pensamos que surgirán nuevos retos en la búsqueda de un desarrollo más sustentable, que conjugue el crecimiento económico con la necesaria cohesión social y una utilización racional de los recursos naturales.

EL ROL DE LAS AUTORIDADES LOCALES EN LAS TEMÁTICAS AMBIENTALES

Un municipio cuenta con clásicas funciones locales como las de prestación de servicios, ejecución de obras públicas, asistencia socio-sanitaria y recaudación de rentas. A estas responsabilidades se le han ido agregando otras, tales como la seguridad, la educación, la salud, la promoción del desarrollo económico del territorio y el turismo, el ambiente, el urbanismo, etc., para las que no siempre se cuenta con recursos económicos y técnicos suficientes[4].

Los gobiernos locales han asumido responsabilidades y funciones vinculadas a la gestión ambiental y han buscado soluciones eficaces de acuerdo a su realidad. Esto es posible por el convencimiento de las autoridades municipales. Los intendentes, secretarios, coordinadores, asesores, etc., que han cumplido y siguen desempeñando un rol trascendental en el afianzamiento de la gestión ambiental en el territorio municipal, a partir de algo fundamental como es la decisión política. No hay equipo, presupuesto, o medida que surja sin la aprobación de la máxima autoridad municipal.

A pesar de esto, los gobiernos locales tienen restricciones que condicionan la ejecución de acciones ambientales. Entre ellas podemos destacar: la ausencia de recursos financieros, la falta de equipo técnico –esto se da principalmente en territorios rurales y pequeños municipios–, poco acceso a información o investigaciones técnicas de carácter local, dificultades para lograr una visión integrada entre los problemas ambientales vigentes en la comunidad, escasa normativa o jurisdicción en temáticas específicas en conflicto a nivel local, poca interacción entre las áreas de gobierno con incidencia en temas ambientales, insuficiente conocimiento por parte de las autoridades del gabinete municipal.

Y también podemos citar aquellas externas al municipio: poco reconocimiento del Estado provincial o nacional, nulo o escaso acceso al financiamiento o al apoyo técnico de organismos gubernamentales y no gubernamentales, baja participación social e institucional, dificultades en la gestión de temáticas comunes con municipios vecinos o a nivel regional.

En este punto es donde el rol de la autoridad local se torna trascendente. Un gestor confiado y políticamente decidido puede incorporar un discurso ambiental y ejecutar acciones que permitan, en primera instancia definir una agenda contemplando un buen diagnóstico social y técnico de los mayores problemas ambientales en la comunidad. En segunda instancia conformar un equipo técnico relevante para la ejecución de las etapas posteriores al diagnóstico, como es la resolución técnica y social de los conflictos. Una tercera instancia, que consta de acercarse a la comunidad y sus instituciones haciéndola parte del proceso de transformación para consensuar proyectos. Otras acciones, que fortifican los procesos ambientales, son la capacitación, la apertura a espacios de discusión, la conformación de redes, y el establecimiento de alianzas con gobiernos, organizaciones y grupos. Sin dudas, la autoridad municipal debe liderar la agenda local de desarrollo sostenible.

Este liderazgo, el cual destacamos, proviene de lo sustancial que tiene un gobierno local a diferencia del provincial o nacional. Un municipio posee cercanía con el vecino y las instituciones, tiene muy presente la realidad local, conoce sus actores y sus formas de vinculación y es el primero en llegar ante una un problema o un desastre. Esto lo dota de una cercanía ineludible y un accionar indiscutiblemente activo en la comunidad.

Resumiendo, un ejecutivo municipal decidido es parte fundamental de una política pública exitosa, que requiere los mayores esfuerzos tanto personales como del gabinete gubernamental para la resolución del conflicto y la mejora de las iniciativas implementadas, con un fuerte componente técnico y una amplia participación social, contando con los recursos necesarios para su eficaz desarrollo.


EL CAMBIO CLIMÁTICO EN LA POLÍTICA MUNICIPAL

El cambio climático representa en la actualidad la problemática global y ambiental más importante para atender, a tal punto que los Estados nacionales están en pleno proceso de debate, propuesta y búsqueda de consensos en políticas internacionales para su tratamiento. Las investigaciones realizadas por decenas de profesionales de todo el mundo son contundentes en sus aportes: se toman iniciativas concretas rápidamente o la humanidad sufrirá consecuencias negativas sin punto de retorno[5].

En este marco y contemplando la responsabilidad de los gobiernos nacionales, surge uno de los principales interrogantes de trabajo: cómo proyectar y ejecutar acciones a nivel local, con eficacia y eficiencia, basándonos en los conocimientos científicos. A este ingrediente debemos sumarle, en Argentina, la poca o nula articulación entre el Estado Nacional y los gobiernos locales, habida cuenta de la falta de una estrategia nacional sobre la temática.

Considerando que nuestro país carece de legislación respecto al cambio climático y que no hay obligación alguna de implementar acciones por parte de los gobiernos municipales, entendemos como muy meritorio a aquellos esfuerzos que se realizan en los municipios por propia determinación.

A pesar de estas dificultades, desde la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático (RAMCC)[6], formada por más de 65 municipios y comunas, venimos instrumentando y ejecutando planes con quienes de manera voluntaria han decidido asumir este desafío ambiental entendiéndolo como un compromiso global. Con la RAMCC, los gobiernos locales asumen varios compromisos que permiten denotar el interés genuino de las autoridades para afrontar el tema.

Las principales estrategias municipales radican en la conformación de una Ordenanza General de acción frente al cambio climático, la cual permite que la temática sea transversal y principalmente que perdure de gobierno en gobierno, fomentando la planificación participativa y el largo plazo, ya que una política climática debe ser constante y concreta.

Una segunda etapa es la conformación de un inventario de gases de efecto invernadero (IGEI) a nivel local. En esta acción el municipio mide a través de una determinada metodología las áreas de mayor emisión de GEI[7] y, posteriormente, contando ya con un diagnóstico de emisiones por sector municipal y local, desarrolla su Plan Local de Acción frente al Cambio Climático[8] (PLACC). Este es congruente con la agenda ambiental local, ya que muchas problemáticas ambientales tienen incidencia en las emisiones de gases de efecto invernadero. El PLACC establece una agenda, es un lineamiento de gestión dirigido por una estrategia concreta para accionar frente al cambio climático, conteniendo una enriquecedora etapa de debate y consenso con la comunidad.

Definido el plan, continúa la ejecución de las políticas concretas. Un PLACC, como así también una agenda ambiental local, incluyen acciones diversas vinculadas al transporte, la gestión de los residuos, la forestación, el uso eficiente de los recursos como el agua, gas y electricidad, etc.

Cabe destacar que estas acciones se ven fortalecidas por la capacitación constante, el esfuerzo municipal tanto de la máxima autoridad como del equipo técnico y de las instituciones de cada comunidad. Si bien la RAMCC no congrega a los más de 2.200 gobiernos locales, aporta una importante experiencia de actividades locales que representan una gran contribución a la disputa frente al cambio climático. Los municipios miembros constituyen un ejemplo a nivel nacional y regional por tomar de manera voluntaria un compromiso, asignar recursos técnicos y financieros, y apostar a la formación y preparación para entenderlo en su totalidad y complejidad. Es aquí que percibimos el rol que desempeñan y el verdadero liderazgo ambiental de los representantes políticos.

En este marco, es importante comprender que en 2050 la población habrá aumentado un 50% respecto de 1991, con lo cual el consumo será superior y ello llevará al aumento de los GEI. Los científicos manifiestan que debemos reducir nuestras emisiones para no superar la barrera de los 2°C, ya que de llegar a ese punto padeceremos las consecuencias más peligrosas del cambio climático[9]. Sólo lo podremos lograr con autoridades decididas, instituciones comprometidas y el acompañamiento de la sociedad.

BIBLIOGRAFÍA

Nápoli, A. (2014). “La participación ciudadana como motor de la agenda ambiental”. Informe Ambiental FARN 2014. FARN. Buenos Aires. Disponible en http://farn.org.ar/archives/16350

Cussianovich E. (2014). “El medio ambiente en la opinión pública”. Informe Ambiental FARN 2014. FARN. Buenos Aires. Disponible en http://farn.org.ar/archives/16467

Coria, L. (2007). El rol de las autoridades locales para el desarrollo sostenible: la experiencia de los municipios de la Microrregión Andalgalá Pomán. Universidad Nacional de Luján. Disponible en  http://www.eumed.net/rev/delos/00/lgc-00-b.htm

Costa, O. (2014). El desarrollo sustentable, un desafío local.  Artículo de debate. Cátedra Libre “Municipios Sustentables”. Universidad Nacional de La Plata.


REFERENCIAS

[1] Datos tomados del Censo 2010
[3] ONU- Hábitat. (2011). “Las ciudades y el cambio climático: Orientaciones para políticas”. Informe mundial sobre asentamientos humanos 2011
[4] Costa, O. (2014). El desarrollo sustentable, un desafío local. Artículo de debate. Cátedra Libre “Municipios Sustentables”. Universidad Nacional de La Plata
[5] Fernández Muerza, A. (2013). Cambio climático, ¿se ha superado el punto de no retorno? Disponible en http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2013/06/13/217003.php
[6] Más información en www.ramcc.net
[7] La metodología desarrollada se basa fundamentalmente en las directrices de cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC)
[9] Ban Ki-moon. (2013). Gran idea 2014: el año de la acción por el clima. Disponible en http://www.un.org/climatechange/summit/es/2013/12/big-idea-2014-the-year-for-climate-action-by-banki-moon-es/



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